LA PALOMA Y LA ABEJA
Viendo que estaba ahogándose
Una abejita,
Una paloma tierna
Se precipita,
Y en una rosa
Que le lleva en el pico
Sálvala airosa.
Poco después la abeja
Vio que en la loma
Un cazador apúntale
A la paloma.
Vuela: en la mano
Pícalo atroz, y el tiro
Tuércese vano.
No hay ser tan miserable
Que nunca pueda
Pagarnos un servicio
Que en su alma queda;
No hay mayor goce
Que el de probar que el alma
Lo reconoce.
Rafael Pombo