CANTIGA
(Para la primera comunión de unos niños).
«Dejad que los niños
Se acerquen a mí,
Porque es de los tales
El reino sin fin»1.
—Así se dignaron
Tus labios decir,
¡Oh Pastor divino
De humano redil!
Y como es eterna
Y se ha de cumplir
La menor palabra
Que dijiste aquí,
Y como (aunque oculto
Al sentido ruin
Que sólo al verte hombre
No dudó de ti)
Quedaste en la tierra
Llamando al gentil
Y dando consuelos
A todo infeliz;
Y aun en más palpable
Especie sutil
Con tu cuerpo y sangre
Nos sabes nutrir:
—Permíte, ¡oh buen Padre!
Al labio infantil,
Llegarse a tu místico
Excelso festín;
Deja que libemos
El sacro elixir,
Que embriaga de Cielo,
Que nos une a ti,
Y en la tierra, un día
Nos da tan feliz
Que en lo alto envidiarnos
Podrá el Serafín.
Y pues tú añadiste
Que «boca pueril
Perfecta alabanza
Sabe proferir»2
Alma y Voz de niños
Danos siempre así,
Con qué bendecirte
Mil siglos y mil.
Bogotá, mayo 9: 1884.
Rafael Pombo
Escritos para las señoras Sofía Mosquera de Arboleda y Paulina Cheyne de Arboleda, para la comunión de 20 años.
1 San Mateo, capítulo XIX, versículo 14.
2 San Mateo. capítulo XXI, versículo 16.