EL CABALLO Y EL GORRIÓN
Díjole al Caballo el Gorrión:
«Tu comedero está lleno,
mientras yo bostezo y peno
sin migaja de ración».
»Dos granos menos o más
¿A ti qué te importa, di?
¿Podré tomarlos de aquí
o tú te incomodarás?»
Y el Caballo respondiole:
«Trátame con más confianza,
hay para entrambos, y alcanza
para tu amada y tu prole».
—«Gracias»— trinó el pajarito,
y sin temor ni querella
comieron de una gamella
como hermano y hermanito.
Vino el verano, y con él
mil moscas desesperantes
que de su sangre anhelantes
cayeron sobre el corcel.
Pero el Gorrión sin esfuerzo,
sirvióle de policía,
pagando así cada día
el hospitalario almuerzo.
Rafael Pombo