EL NIÑO Y EL CORDERITO
El niño
—¿Por qué tan tristemente,
Corderito inocente,
Te oigo balando?
El corderito
El corderito
—Por mi madre querida,
Que tal vez afligida
Me anda buscando.
El niño
—¿Temes verte sólito,
O te acobarda el grito
Del dogo hambriento?
El corderito
—No me asusta que ladre;
Mas lejos de mi madre
No estoy contento.
El niño
—¡Ah! ya entiendo tu pena,
Si tu mamá es tan buena
Como la mía.
Déjame acompañarte,
Yo seré en cualquier parte
Tu garantía.
Pero ya que recuerdo
Que cuando yo me pierdo
Mamá se afana,
Andemos ligeritos,
Y vivamos juntitos
Desde mañana.
Rafael Pombo