FATALISMO
Indolente arrostrar veo al marino
El mar y sus tormentas: indolente
Déjase alzar el águila potente
De los vientos al recio torbellino.
Tal yo indolente arrostro mi destino
Reclinado en los brazos del presente:
No me inquieta el mañana; muellemente
Los ojos cierro y sigo mi camino.
Descuido mi bajel, nada me guía;
Sin murmurar al porvenir me entrego,
Y en vano con mi suerte lucharía.
Ansié, soñé... todo eso era un juego
De reír y llorar La huella mía,
Naufrague o llegue, ¡ha de borrarse luego!
Bogotá, marzo 19: 1852.
Rafael Pombo