EDDA
VI
¡Soledad...! me engañaste... ¿en dónde, en dónde
Pondremos fe sin encontrar engaño?
Olvido y paz vine a pedirte un día,
Y es desesperación lo que me has dado.
Serpiente herida que en el seno angosto
De roca colosal buscó un amparo,
Fue creciendo hasta encontrarse presa
En cárcel de diamante agonizando.
Así mi corazón, que halló un refugio
Donde extinguirse ignoto y solitario,
Cebándose insensato en los recuerdos,
Arde hoy... con el furor del condenado.
Rafael Pombo