EDDA
IV
ADIÓS
¡Adiós, hasta la tumba, amado mío,
Mimado mío, ídolo de mi alma!
¡Adiós...! palabra desolante, horrenda;
Verdad aun más horrenda y más amarga.
¡Adiós, hasta la tumba! Quiera el cielo
Redimir tu dolor con mi desgracia,
Y si mi afecto no te dio la dicha,
Más que mi afecto alcance mi plegaria.
Fue para ti la flor de mis ensueños,
Y la flor de mis besos para ti,
Y dándote las llaves de mi vida
Te aceptó por señor mi porvenir.
Si en tu mano esas flores se volvieron
Ceniza y polvo, así me servirán.
Guarda esas llaves, pobre amigo mío,
Que son las de mi losa sepulcral.
Rafael Pombo