CIUDAD BAJO EL RELÁMPAGO
A medianoche corre su caballo
(Jobel, zacatonal, valle para el galope).
Buen jinete, el espanto
espolea —hasta el relincho— la bestia ante la casa
donde yace dormida la memoria.
Hora de recordar lo smuertos. Ven,
busca tu hijo, soltera.
Viudo, tienta la almohada aún tibia. Y tú, asesino,
remeda el estertor violento de tu hermano.
Zigzaguea en el cielo un resplandor de espada.
A esta lívida luz
¡qué honda es la cicatriz del ceño trágico!
Rosario Castellanos