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EL BESO DEL REY DON CARLOS

«Charles II ful pris à son tour de
cette ende funéraire. Il voulut, avant
cíe mourir visiler ses ancétres morts.
Peut-être I'idée de revoir Marie-
Louise le poussait-elle à cette lugubre
entrevue; peut-etre une coix secrète
lui donna't-elle le conseil que reçut
de ses amis le poëte Ebn Zaïat: "Mes
compagnons me disaient que mes cha-
grins s'odouciraient un peu, si je vi-
sitáis le sepulcre de ma bien-aimée.»

Paul de Saint-Victor.
(La cour d'Espagne sous Charles II)

                        I

El rey Carlos Segundo, nieto de Carlos Quinto,
no es un rey de poema, que la espada en el cinto
y en los ojos la audacia, recuerde el heredero
de las aves de presa que enjauló el Romancero.
Es pálida larva, el medroso fantasma,
el imbécil augusto que de todo se pasma.
Lo devora la escrófula. Su triste corazón
si exulta es por las piras que alzó la Inquisición.

                        II

¿Dónde está la frescura, dónde está la fragancia,
del lirio de Versalles, de la rosa de Francia,
que perfumó la vida del rey? La reina en flor
iluminó esa noche con un rayo de amor
y a un sorbo de perfidia mustió la cantarela
la flor. El rey persigue la nacarada estela
de un sueño interrumpido… ¿Y perdió la razón?
Perdió lo que tenía: su triste corazón.

                        III

Avejentado, enfermo, va el rey Carlos Segundo
al Escorial. Visita, monarca moribundo,
a los monarcas muertos. Se descubren las cajas
y aparecen los reyes en sus regias mortajas.
Carlos de Gante, el cóndor; y Felipe el hermético,
aureolado de crímenes y el semblante de ascético,
y el tercero Felipe, a quien la brisa loca
arranca las orejas, la nariz y la boca.

                        IV

El rey Carlos, en éxtasis, de la ceniza el vuelo
miró. Volaba en polvo la cara de su abuelo.
Después imprime un ósculo de respeto filial
en la materna diestra… Luego surge, ideal,
la esposa. Y el demente se transfigura, llora,
y al ver a su adorada, rubia como la aurora,
se abalanza a la muerte, en un rapto de amor,
y en los ojos la besa y en la boca de flor.

autógrafo

Rufino Blanco Fombona


«Pequeña ópera lírica» (1904)

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