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RADIADOR Y FOGATA
Se te ve, calor, se te ve.
Se te ve lo rojo, el salto,
la contorsión, el ay, ay.
Se te ve el alma, la llama.
Salvaje, desmelenado,
frenesí yergues de danza
sobre ese futuro tuyo
que ya te está rodeando,
inevitable, ceniza.
Quemas.
Sólo te puedo tocar
en tu reflejo, en la curva
de plata donde exasperas
en frío
las formas de tu tormento.
Chascas: es que se te escapan
suspiros hacia la muerte.
Pero tú no dices nada
ni nadie te ve, ni alzas
a tu consunción altares
de llama.
Calor sigiloso. Formas
te da una geometría
sin angustia. Paralelos
tubos son tu cuerpo. Nueva
criatura, deliciosa
hija del agua, sirena
callada de los inviernos
que va por los radiadores
sin ruido, tan recatada,
que sólo la están sintiendo,
con amores verticales,
los donceles cristalinos,
Mercurios en los termómetros.
Pedro Salinas, 1931