LA ROSA
De un sacro pie de nieve,
experiencia de nácar, esta rosa,
respuesta de coral al golpe aleve
de espina rigorosa,
de lanceta sacrílega atrevida
que al derramar rubí la vena rota
se confesó por flor la menor gota;
cuya beldad florida
reina es del prado coronada de oro,
y por la majestad, por el decoro,
la lechuguilla abierta de rubíes,
y de sus armas puesto el verdugado
hermosa Venus enamora el prado,
y sin que cuenten su beldad las horas
vive siempre inmortal siglos de Auroras.
De noche, flor de luz al cielo bella;
de día, al prado nacaranada estrella.
Salvador Jacinto Polo de Medina