A Luis Álvarez Cruz
Pisar por vez primera estos callaos
que bordonea el mar, estos veriles
donde la soledad se cría a pierna suelta.
Saber que eran mucho antes
que mis pies los pisaran
igual que tantos hombres
que no dejaron huella de su paso.
Son y serán así. Se redondean
en el manto instinto de defensa
de no decir a nadie lo que quieren.
Brotes de islas, piedras de silencio,
raigones verdaderos
de una intimidad incomunicable,
aún cuando alguien crea que son suyos.
Pero ellos siguen siendo
propiedad de sí mismos,
propiedad de su firme
condición de estar solos,
sin que nadie les pise
su libertad nativa.
(1962)
Pedro García Cabrera