ALONDRA DE LA NUBE DE LANGOSTA
Ni molino de aire
ni barco velero.
Pero, cuando viaja,
cubre todo el cielo.
La langosta es verde
como un aguacero.
En sus ojos fríos,
de aguas de luceros,
cortan los diamantes
las cuentas del miedo.
La langosta es fría
como un aguacero.
Se habían comido
los prados del cielo,
un mar de amapolas
y un bosque de sueños.
La langosta arrasa
como un aguacero.
Arrastraba el aire
cristales hambrientos.
Sus alas batían
un verde aguacero.
Y desde azoteas,
montes y paseos,
las gentes tocaban
tambores y cuernos.
La langosta es verde
como un aguacero.
Pero aquella tarde
mis ojos la vieron,
roja de vergüenza,
loca de cencerros,
perderse en los lomos
rizados del viento.
Y es verde y sonora
como un aguacero.
Pedro García Cabrera