LIQUEN 29
Por un sendero salado,
camina que te camina,
en un caballo de mar,
amazona una sardina.
En el puñal de su vientre,
un peto de plata viva.
Y en las aletas, las riendas
de una seda submarina.
Por un sendero salado,
camina que te camina,
hacia el reino de las algas,
amazona una sardina.
Pedro García Cabrera