EL MISMO RÍO
Siento un río alargado
de vida y esperanza,
desde el primer momento
de mi blanca alborada.
Atraviesa las costas
más profundas del alma,
dejando en mis orillas,
rumores de añoranzas.
Es la vida que corre;
es la vida que pasa.
Parece que una endecha
resuena siempre y canta,
o un vuelo de gaviotas
azules y doradas
que singla en mis riberas
y en mis valles avanza,
dejándome una estela
de pasos que no marchan,
pues siempre se me quedan
como huellas sagradas
marcando mi destino
en mansas carcajadas
de ambiciones y risas,
que llegan apretadas
cual olas de misterios
que a mi sombra se agarran.
Es un río sin fin
lleno de gotas blancas.
Un siempre amanecer
en mis rubias cañadas.
Porque la vida corre
Cabalga y nunca pasa.
Es siempre el mismo río,
que nació en mi alborada,
y creció en los senderos
del medio día en calma
y que quiere cantar
solemne serenata
de ambiciones, conquistas
y esperanzas.
Este río no muere.
¡Es el río del alma!
Zacarías Palacios