FLORECEN LAS CENIZAS
He llegado al último escalón
he traspasado la negrura suprema de un mar calcinado,
de un firmamento de cenizas.
Con el costado herido
he ido recogiendo mis fragmentos uno a uno,
buscando a tientas
nuevos pedazos de sol
con los que reconstruir la médula de mis huesos.
A pesar de los ojos extraviados, de las derrotas,
del sabor amargo de los frutos podridos,
de la locura de un mayo empapado en penumbra…
aún quedaba un espacio
en donde la vida aullaba
con su claro rostro estremecido de hermosura,
como la mano de Dios cuando acaricia.
Yolanda Gelices