PLEGARIA
Dolor:
cinco letras que saben a café
cinco letras que se van
con el tabaco.
En el dolor de la tarde nos perdemos
en el dolor de Cristo nos refugiamos.
Hijo del dolor, el hombre.
Lo disfruta,
en sus fonemas se deleita
pues con dolor llega a este mundo
y con él se marcha a tierras lejanas,
siempre con él a cuestas
y en el costado izquierdo de Dios
se reconstruye,
como los días y las noches
—y de nuevo los días—
porque en ese costado se gestan
los abandonados, suicidas y locos;
esos que no soportaron la carga del fonema,
que sitiaron sus venas
y buscaron contar las sílabas de su existencia,
esos poetas,
náufragos del dolor en el bajel vespertino
que anuncia la fingida muerte de los días.
Dolor:
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suplicamos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Sonia Silva-Rosas