Por una mirada que perdí
Por una mirada que perdí, entre juegos
recuerdo que he vivido lo que ahora aprendo a morir.
Y es que cuando empezamos a morir es que aprendemos a vivir.
Por eso el medio de todo es lo más importante, para aprender a dejar,
a ganar con ceder
arrobados por el criterio de los hechos.
El uno de la vida tiene dos mitades, en una se vive
y en la otra se aprende a morir,
por que tras morir por una mirada que perdí, entre juegos
es un poco el porqué es que comprendo al verme como aprendí a creerme
y dejar de ser.
Vivo entre duelos de verbos que origina mi ego
y que me motiva en adornos de vida que me hago a mi mismo,
creando formas venidas de acontecimientos pensados.
Así que torcemos una esquina cuando a la mitad llegamos,
llagados ahí caemos en el estigma de lo que creemos e intentamos…
Así fue como por una mirada que perdí de vida, entre juegos me elevo a ser
mirándome para dejar de estar presente y proponerme de lo que vendrá
—intensamente de instantes y lucidez—
adentrándome en el consumo de la otra mitad
hasta que empecé a morir,
y para vivir en base de darme a mi mismo al instante.
Sergio Verduzco