IV
No soy nada más que lo que tú me das
No ocupo otro lugar más que el de tu corazón
No busco otra mirada salvo la tuya
Solo en tus ojos pierdo la razón
Mujer invisible y desconocida salvo en mi mente
Guardada con celo por el juicioso universo
Hada que en mis sueños aparece,
Sueños que ojalá fuesen eternos
Eternos y reales
Como lágrimas que no surgen
Mágicos e inevitables
Que en cada amanecer mueren
Triviales me parecen las horas
Si en tu compañía no transcurren
Sin sentido e irreales
Vacías de sensaciones
Mil prendas daría
Y sin posesiones quedaría
Por vivir en una leyenda,
Leyenda de fantasía
Donde tu perfume y tu resuello
Que embargan mis sentidos
Tornaran tan reales
Como todos los desamores vividos
Mas como leyenda que se precie
Acabaría yo a tu lado
Perdido en tu oscura mirada
Con el corazón alocado
Tus cabellos enredados en los míos
Nuestras miradas en un mismo camino
Seguros como nunca
De estar en el paraíso
No espero que esta misiva
Llegue a ningún recadero
Que presto te traiga
Al mío sendero
Sino que intento alejar
La necesidad de tu sonrisa
La premura de tu compañía
Alojadas en mis deseos
Aunque no olvidarte
Pues prefiero la tortura de no tenerte
A otra mucho mayor,
La de jamas nunca verte
Y mis esperanzas quedan pues
Vertidas en estas líneas,
Y en una frase que a mi memoria acude,
De un poeta de conocido renombre
“La vida es sueño
Y los sueños, sueños son”
Dejaría esta vida
De inagotable dolor
Y pasaría a un sueño
Henchido por nuestro amor
Antonio Sánchez Boske