PASTORAL
Traigo adheridos los musgos del recuerdo
a las raíces de mis querencias.
No quiero dar tregua
a la vivificante terquedad de la memoria,
aunque a cada asalto vuelva derrotado
a lamerme en silencio las heridas
abiertas por el paso del tiempo.
Ahora que la piel me sabe a pastores y majadas,
me huele a estiércol caliente,
a leche agria, a sendero.
Me suena a risa de arroyos,
a voces y esquilas,
a ecos...
¡Y no quiero acallarlos!
Pastores los que fuerdes a las majadas...
Pedro Sanz