HERMOSO NIÑO, HERMOSO CORAZÓN...
A Francisco, ese joven que está con Dios
En silencio, cabizbajo
Día a día pasabas
Mirando y mirando
Buscando tras los vidrios
Una mirada inquisidora
Que te diera un hálito
De alegría en tu desolado
Y triste corazón.
Diligente niño, estudiante
de 16 años ó quizás más.
De fina y hermosa estampa
Buscando conocerme.
Porqué yo? No sé.
No sé por que será...
Tímido, y silente
Entraste frente en alto,
Y tembloroso me dijiste:
Señor, Señor!
¿puedo con usted conversar?
Sí, encantado dije.
Y en un abrir y cerrar de ojos
Abriste tu entristecido corazón.
Señor, soy un buen estudiante,
Pero no sé quién es mi Madre
Y tampoco tengo Papá.
Vivo de allegado donde
Quienes dicen ser mis tíos,
Pero soy siempre el último.
El último en desayunar
Si es que queda un pan,
Almuerzo!, no lo conozco!
No sé, no sé que será.
En la oscuridad de la noche,
Soy el último en cenar,
Si es que algo me dejan,
siquiera para el hambre matar.
El último en acostarse,
En cualquier rincón o lugar
Y soy siempre el primero,
El primero en despertar.
Sólo de usted lo que quiero,
Que tan solo una sonrisa
Cuando pase tras su ventana
Me pueda dar...
Mi corazón quebrado,
Ya estallaba... cuando
Por sus mejillas lágrimas
Empezaron a rodar.
En un abrazo de amistad
Y de cariño nos fundimos
Y prometimos ser amigos
Por siempre y por más.
Pero... un día me buscaste
Todo el día me esperaste
Necesitabas conversar.
...no volví esa tarde...
Y de ti, pasaron unos días
Y no te volví a ver jamás.
Muchas gentes preguntaban
Por el pueblo, dónde...
Dónde está!
En la soledad de tu corazón
Te fuiste en busca de tu paz.
Solo, solo y triste quizás.
Amigo mío Francisco,
Hoy te recuerdo con nostalgia,
Con cariño, pues me distes
Tu sonrisa cristalina
Tu mirada encantadora
Que veré algún día,
En la tierra de nunca jamás.
Orlando Bocaz