ALTOS
... arriba, muy altos, donde la tarde es oro, vencejos y gaviotas enloquecen de sol y luz,
de libertad;
... e incesante, mientras, la vida va de acá para allá socorriendo, impulsando el aliento
de diminutos insectos, de pececillos del río y aliviando el esfuerzo por vivir
de las flores;
... “un instante sólo, sólo otro”, —oigo decir— y al mirar, zigzagueando,
un pétalo cae rasgando el alma sobre las púas del aire,
y la rosa, al límite herida, aún resiste y sonríe.
Orión de Panthoseas