UN DOLOR LLAMADO INSOMMIO
Mi dolor o si podré llamarle mi insomnio. Son las noches de sueños despierto; entre las sombras dormidas.
Hoy, como todos los días llegué de mi trabajo. Estacioné mi jeep en el garaje, el reloj daba las 00.15 hs, abrí la puerta del frente, una débil luz iluminaba el interior de mi casa; todos estaban dormidos; como siempre.
La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome mi bobo, corazón; “es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño” el tiempo sigue pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama, desnuda, boca abajo, “suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote, amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo”.
Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti.
Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo; solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote.
“Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”.
Miguel Ángel Brandoni