LA GIOCONDA
Recuerdo esa alegría
Recorriendo el cuerpo entero,
No sé por qué
Pero todo era sonrisa,
Locura, algazara, contento.
Quizás era la juventud
Alocada que todos
Llevamos dentro,
Quizás era la quimera
De ver un día un sueño sin forma
Realizado y perfecto,
Quizás era la sangre
Que corría bulliciosa
Por las autopistas
Del cuerpo esbelto,
Quizás, no sé,
Era tu mirada
Perdida en el océano,
Quizás era
La irresponsabilidad del momento.
Pero todavía recuerdo
Aquella sonrisa especial,
Aquella alegría fresca,
Aquella algazara primaveral.
Ahora la sonrisa
Se ha deteriorado
Por los años, por la vida,
Por la experiencia compartida,
Por los palos, los desaires,
Por los maltratos y frustraciones,
Por los desasosiegos
De la amistad no correspondida,
Del servicio no apreciado
Del dar sin recibir
Nada a cambio.
Como una rosa
Se ha marchitado.
El sol brilla,
Los pájaros cantan,
De nuevo la primavera de la vida,
Los desengaños acumulados,
No dejan esbozar la sonrisa
Pero, después de todo,
¿a quién le hace daño
mi sarcasmo? Sólo a mí.
Me deshago en preguntas
Sin respuesta,
Pero lo que tengo claro
Es que nadie ni nada
Debe nublar los ojos claros,
Debe angustiar el alma inocente,
Debe apagar la llama viva,
Debe borrar esa sonrisa.
Sí, soy feliz, lo tengo todo,
Voy a sonreír de nuevo a la vida,
Voy a disfrutar de nuevo
De ti y de tu compañía.
María Dolores Ouro Agromartín