JUEGO
«¿A dónde se ha ido tu
amado, oh, la más hermosa
entre las mujeres?
¿a dónde se apartó tu amado,
y lo buscaremos contigo?»
Cantares, 6,1.
Te hablaba, y de repente te esfumaste
y comencé a buscarte:
tu voz, desde el jardín, guiaba mis pasos
hacia el rincón más fresco
donde adquirían las flores
tonos de vida eterna,
pero no estabas ya.
Junto a la fuente
percibí tu silueta,
derramaba en tus manos el surtidor de plata
una bebida embriagadora y dulce,
posados en tus dedos, los pájaros bebían
y yo intenté imitarles, pero sólo
hallé lirios de agua.
En el atardecer, se vislumbraban
las primeras estrellas
y creí ver tu rostro dibujado
en uno de sus rayos
que iluminó mis pasos apenas un instante
para desvanecerse.
Triste y cansada, regresé al amable
abrigo de mi alcoba,
en la ventana, un pajarillo amigo
me anunció tu presencia.
No le creí, perdida mi esperanza,
el sueño cobijóme, y en su hondura,
he aquí que reapareces en el vergel, sonriente,
y dices que me aguardas...
Lourdes Rensoli