DEMASIADO TARDE...
El día nace al fin sin ti...
Frío y gris como una pena,
¡Hasta el cielo pardo se siento falto de cobijo!
Luego, por la tarde sospeche…
¡Que el sol se había quedado a dormir contigo!
Y no salió…
Después desconsolado,
—Al aguardo de tus sueños—
Imaginé que al alba las gentes preguntaban:
¿Y el sol?, ¿Y el sol?... Sin darse cuenta,
—¡Que el sol de invierno es muy remiso!—
¡Igual mi amor desventurado!
Que arribó a tu corazón tal vez...
—Demasiado tarde—
Leopoldo Peña del Bosque