SOY NADA
II
Fui torturada, incinerada,
condenada a vivir tras los pasos de una cruz pesada
envuelta en polvos de oro.
Fui bañada en “agua santa” cuando mis labios
balbucían mis deseos de libertad.
Me alimenté de un pan
que se fundió en mis labios,
dejando indeleble su huella.
Mis sentimientos libertarios no pudieron borrar
Ahora, frente a la hoguera,
rezo a un ser que me dio la espalda,
a un dios que me bendijo mil veces
y condenó a dos mil más
bajo el grial que robaron los de mi pueblo
buscando hermética la vida eterna.
Miro hacia arriba,
veo tan solo un gordo abad que reza, bendice,
balbucea igual que lo hice antes.
Al nacer se les olvidó borrar de mi frente
la marca del pagano, la marca del que duda,
de aquél que piensa, pero no lo suficiente,
como para hacer llorar a otra virgen.
Volveré a ser condenada
por un deseo o una duda,
por pretender mirar boca arriba
y solo ver el cielo,
un cielo que yo misma construí
sin ningún Dios a mi lado
consolándome con sus ojos y su congoja.
Juana Olazábal
Incluido en el poemario "Memorias Inexpertas" publicado el 2009 con la editorial "Hipocampo Editores" en Lima, Perú