EL DUQUE POETA
Fue liberal, apuesto y aristócrata.
Fue popular, fue clásico, elegante.
En las fuentes de Homero y de Virgilio
la frescura encontró de sus romances.
El vetusto museo de Talía,
entre el mosaico de sus maquillajes,
en el arcón dorado de los tiempos
guarda la gloria de sus personajes.
Prendido entre los vuelos de su capa
un ritmo azul se trajo de Versalles.
Tenía una finura diplomática
y una arrogancia de oficial de Flandes.
Y cuentan que la gracia toreadora
de un caballero de andaluces lares.
¡Valiente Duque liberal de España!
Brazo en las Cortes del cercado de Cádiz
que aborrece al francés y al rey de España
desprecia altivamente por cobarde.
¡Quién lo viera paseando la elegancia
de su figura en las estrechas calles
de Córdoba, en el siglo diecinueve,
o recitando quedo madrigales
junto a los hierros de cualquier ventana
donde el amor bajo la luna nace!
¡Quién lo viera en los riscos de Hornachuelos
por los picachos donde anidan aves,
dando forma al Romanticismo hispano
que fértil en su noble frente arde!
¡Quién lo viera entre peñas del Bembezar
soñando su Don Alvaro gigante,
descansando a la sombra recoleta
del solemne convento de los Ángeles!
¡Quién lo escuchara componiendo versos
por aquellas terribles soledades
diciéndole a las breñas solitarias
la canción fatalista de la tarde...
¡Valiente Duque liberal de España!
Clásico, popular, fino, arrogante...
Poeta desterrado de su tierra,
poeta de tragedias inmortales.
Córdoba teje hoy, por tu recuerdo,
una corona de laurel y azahares
y engarzada con versos de poetas,
entre las glorias de sus madrigales,
a ti. Duque poeta, te la ofrece
¡Y que la ciñan en tus sienes ángeles!
Juan Morales Rojas