DESPEDIDA
Ha muerto nuestra juventud sobre las rosas.
Era de día. Nos miramos al marchar,
pero nos fuimos oscureciendo, nosotros dos,
por caminos diferentes.
Yo te pregunté si me querías.
¿Qué pensabas?
¿Que te llevaría volando a las nubes?
¿Que te sorprendería la mañana entre mis brazos?
No pude alcanzarte más estrellas,
pero tú seguías delirando.
Pensabas que eras amiga de Venus.
Una diosa fraternal y graciosa.
Que al mirarte, te amaría. Olvídalo.
Ha muerto nuestra juventud sobre las rosas.
Juan Miguel Melgar Becerra