V
Ayer me fui a un casting de poetas
¡cosa tan seria, amor!
Andaban por allí:
el pedantón añil de barba egregia,
el Che de cubalibre y barrafija,
la rubia dulce-musa-siempreapunto
y el llorador de lunas,
en vías de extinción como los patos.
¿Tú qué pintas aquí? —me preguntaron—
se te nota en la cara que no sufres,
que no mueres de amor,
no gimes por olvidos,
ni levantas banderas a los vientos,
¿tú qué pintas aquí? ¡maldita sea!
¡sólo quieres cargarte el chiringuito
de la lágrima viva!,
Yo venía, y ustedes me disculpen,
...como el hambre no entiende de relojes...
por eso del jamón de pata negra,
pues anda quejumbroso mi esqueleto
de tanta sinalefa a la parrilla.
Debo decir que fueron generosos,
me dieron al final una cuarteta,
doscientos versos libres,
tres canciones canallas
y una flor natural de la marisma.
Soporten con paciencia la postdata:
... era la flor tragable
¡voto a bríos!
recocida en caldo de puchero.
Jota Siroco