NOCHE DE VERANO
La noche los sostiene
sin que lo sepan. Una
pareja son. Y es sólo
el pensamiento lo que aún
los separa quizás para siempre.
Es bueno comenzar. Es bueno seguir.
Los cuerpos sienten. La noche calla.
La luz de la terraza es fría y eterna
en su techo celeste. LA puerta está cerrada.
La ventana espera con un brillo silente.
La prudencia se apoya en los brazos.
Su corta falda es rosa. Blancos
los zapatos del joven. Más allá el campo muerto.
Las miradas fijas —hacia sí misma, hacia el cuello—
no se contemplan. La noche los ignora un instante.
José Luis Reina Palazón