AMOR ROJO
Cerca de lo más alto de sus colinas, me fatigaba en placer bestial,
Como un volcán agitado, que no espera desalojo, para hervir a sus seguidores;
Ensimismado, plasmaba en su piel, una cortina salivosa que encubría perversa dominación,
Con cautela me aferraba de pronto a sus extremos, sintiendo así, los límites que nos aguardaban en brutal conjunción,
Verde llama de campos vírgenes, fecundaban la semilla en el suelo fértil,
El ardor de la carne, teñíase de velo negro;
Avisando la muerte del deseo.
Toda la pasión desatada, convertíase en madriguera de feroces caninos.
La furia se disipaba, y en su lugar, la paz sigilosa entrometía su corteza en nuestros cuerpos.
Bendita armonía presenciábamos desnudos en la primavera...
Bendita armonía que arribaba en tensos momentos;
De iniciativa nos desligábamos, al igual que de asombro;
Nunca habríamos experimentado tal magia, tal romance...
La confusión reinaba en nuestros modestos cráneos. Del silencio nos intrumentalizabamos, hasta...
...hasta la sensatez de su interrupción.
Era amor puro, pasión pura, sensación injusta y obsesionadamente idealizada.
Tan serena y tan clara como la sal,
Tan inmediata y tan ligera como la luz,
Soplaba bombeando nuestros latidos en compases de dos tiempos,
Coartando cualquier repentino escape de sobriedad y control.
Se hacía elocuente el reconocimiento fundamental de la verdad;
Verdad que triunfa hasta en la más ruin de las mentiras, hasta en los desmedidos envoltorios del sarcasmo, por donde se infiltra...;
Esa verdad, cual cuya noción se apegaba a nosotros en virtud de su elegante compañía, reposaba ahora más tranquila y más confiada;
Dos testigos comenzaban a apreciarla...
José Luis Cárdenas Saldivia