El ahorcado duerme
sueña con días pasados
viendo su cuerpo alzado
suplicando que todo acabe
mientras cientos de ojos observan.
El ahorcado los ve,
cierra sus ojos y sonríe,
mientras sus últimos segundos
se convierten en eternidad.
NO HAY NADA QUE HACER
SOLO ESPERAR EN LA HORCA
José Botto