AGONÍA

Estas tierras tan anchas, malheridas,
que antaño fueron campos de los godos,
ya tiempo que asentaron en sus lodos,
valerosas historias, bien urdidas.

En las tierras tan sobrias, tan vividas,
a más de por su nombre y sus apodos,
los hombres, se conocen por los modos
de gentes envidiosas, decididas

a injuriar siempre que fuere preciso,
y evitar que prospere iniciativa
del vecino, por tal, que aquí es contrario,

conminando si es caso al indeciso
a dejar esta tierra tan altiva
que morosa se ciñe en el sudario.

La sentencia dictada en este aviso
se ha de cumplir, pues en definitiva
forjada está, cual fuera un lapidario.