HABLO de nuevo con el sepulturero, él acaricia el hueso sacro de su pala y se estremece a su contacto poderoso, conoce la llamada del
topo y del poniente sus diversas aleaciones, el helecho y otras melenas más dormidas conjura en silencio, huele el humus mojado y la
caoba embriagadora a punto de zarpar hacia trópicos inexactos
pues él pasa lista al carrusel de mis vértebras mientras mastico grumos de luz incierta, ha paladeado la tila de mis venas y
sabe que estoy tranquilo, seguro en mi desamparo cuando de nuevo le hablo, espectro de laúd ahogado, desde el puente levadizo de la
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Jesús Jiménez Domínguez