VI
«Hay una generación cuyos jueces merecen ser juzgados!».
Talmud.
Soy el descarnado jesús de mi evangelio
donde la Biblia de los hombres no ha nacido.
La ostia de mi alma se ha hecho deseo
y esta sociedad que camina, me vende en la blasfemia salada
de sus bocas.
Soy el último misterio renacido de Jesús, de Elías, de Pandora;
una palabra quemada sin mañana.
Y la luz de mi alma no me salva
porque choca constantemente
contra las leyes de todos los humanos.
Soy un Satán en llamas
que pretende soñar bonito, con la luz, con tu cuerpo y con mi alma;
aunque el mundo no este ahí...
No este ahí para aceptarme
no este ahí, ¡Dios mío!, para perdonarme
el milagro callado de la ausencia,
la nostalgia desnuda de mi alma
y el suplicio desnudo de mi realidad tan amarga.
De nada vale decirles que Tú me amas,
que Tú me quieres, que Tú me esperas
tal y como Tú me hiciste...
De nada vale PADRE, de nada vale...
Soy el descarnado jesús de mi misterio,
una pesada cruz en el camino de la vida.
Una distancia reseca de soledad
donde nadie entiende mi suplica sincera
y donde todo acaba y me lleva
al calvario inaudito de esta soledad tan amarga
que muere en el portal de tu alma,
SEÑOR y DIOS MÍO...
Iván Segarra Báez