BORINQUEN
Borinquen... si supieras
en el destierro que vivo.
¡Qué amargura la mía,
mi último poema!
¡Oh, Revoloteada Paloma,
has de cortarme el alma
con tu recuerdo,
y ante toda mi desgracia,
tu refugio
me obsesiona el alma...!
¡Quisiera, quisiera bañarme
en tus ojos cristalinos;
y perderme en tus cabellos
verdes y profundos!
Sentir que eres mía
y perdernos en la quimera
De este loco amor.
¡Qué siente, que ama,
que quiere y no olvida;
tus besos de mariposa,
tu fragancia de velero,
tu corazón y el mío
fundidos en mi pecho!
Y lo que el tiempo
no borrará:
¡Tu amor y el mío!
¿Cómo?, ¿Cómo?,
¿Cómo poder decir?...
Un «Te quiero»
que no ve la luz del día
y en lo más profundo,
me devora el alma mía.
¡Borinquen, Borinquen, Borinquen,
un instinto, una razón,
un te quiero y un te amo,
para la Perla
que me ausenta el pensamiento
de este infortunio
llamado mundo!
Iván Segarra Báez