A MI AMOR PRIMERO
Con la impotente furia de un ciego en el camino
me arrojo a tus recuerdos olorosos a jaras.
Me reclino cansado en la luz que ya muere,
y agónico de tedio pienso;
¿cómo olvidarla?
¿Cómo olvidar aquel magnífico occidente
que encerraba tus manos
y encerraba tu cara?
¿Cómo decir al astro, primero de la tarde?
¡Brillas sobre el funeral
de mi pobre esperanza!
Te amé...
Reclinado en los naranjos soñolientos
oyendo los zureos de una paloma
y oyendo los rasgueos de una guitarra.
Te amé...
Cuando la ingenua adolescencia
me lanzaba a la rápida corriente
de incomprensibles aguas.
Te amé...
Sin que mis ojos ni tus ojos
pudieran serse fieles,
en la acepción de la palabra.
Humberto C. Garza