MANOS DE SEDA
Manos de terciopelo. Manos de seda,
con los dedos de ardor y de frescura,
que al tocarlas mi existencia queda
atrapada en la malla de la dulzura.
Manos hechas por Dios. Manos de Eva,
con calor de esperanza y de ternura,
que derriten mi cuerpo como cera
en momentos de amor y de locura.
Al pasar por mi talle enardecidas,
con caricias de urdimbre deleitoso,
siento en mi ser sanadas las heridas.
Y al unir los besos, con infinito gozo,
se funden en crisol nuestras dos vidas
en un sueño de amor dulce y hermoso.
Héctor José Corredor Cuervo