LA GUERRA
(Narrativa)
Seductora palabra con nombre de mujer,
inventada por hombres carentes de razón,
que intentaron a otros por fuerza someter
imponiendo criterios e ideas con pasión.
Su nombre lo veneran presidentes y reyes
que gobiernan su grey sin darle protección;
queriendo que se cumplan sus mandatos o leyes
teniendo como piedra el propio corazón.
Por las calles se mueve altiva y silenciosa
invitando a incautos a la gran rebelión
e incitando a ingenuos en forma insidiosa
a morir por la causa bajo suposición.
En poblados y aldeas se pasea orgullosa
mostrando atributos con señales de amor
como la damisela que con cara licenciosa
vende su alma al diablo sin conocer honor.
En desiertos, en selvas y en extensa llanura
metida entre trincheras como un escorpión
incita a combatientes a luchar con bravura
mientras llega la hora de clavar su aguijón.
Y por los aires vuela como hada prodigiosa
llevando los mensajes de desintegración,
buscando en ignorantes hacerse más famosa,
en todas las tribunas de comunicación.
Detrás de un conflicto están los timadores,
que engañan al pueblo de frente a la nación
y que alientan a muchos a ser libertadores
en medio de promesas y total corrupción.
La guerra se alimenta con dineros calientes
de negocios oscuros de grandes agiotistas
ya sean extranjeros o astutos residentes
que aparentan al mundo ser los idealistas.
La guerra tiene amigos que viven del negocio
de vender los fusiles, los tanques o el cañón;
los cohetes y mísiles que surcan el espacio,
que salen cual racimos del vientre de un avión.
Quienes decretan guerras jamás hacen presencia
en campos de batalla y áreas de operación,
tan solo por arengas se sabe de su existencia
en tronos, en congresos o en la televisión.
La guerra es cruel, temible y mentirosa,
con espiral creciente de luto y destrucción,
que horada la mente y el alma más piadosa
llevándola al delirio por funesta ambición.
En guerra solo sufren agentes y soldados
que tienen como sello cumplir con su misión,
pobladores honestos que son los masacrados
por no huir con tiempo de su amada región.
Paremos ya la guerra y riñas entre hermanos,
busquemos entre todos mejor lograr la unión,
compartamos espacios como seres humanos
sin penas, sin dolores, con sueños e ilusión.
Héctor José Corredor Cuervo