XXXI
Como espeso jarabe, vivo inmerso
en un frasco de vidrio esmerilado:
ajeno al mal que alivio.
Mis días han corrido
como una lanzadera,
sin estiércol ni máculas.
A veces soy el hijo
que enterraron de noche en la cal viva
—o el padre de mis muertos—.
Como un insecto dentro de un fanal
en estos pozos blancos me edifico
mis presidios de luz.
Guillermo Pilía
Incluido en Antología poética (1979-2000).