Puede caer ese hombre
metálico y grave, riguroso
cavernícola y petrolífero
imbécil
y despoemado.
Puede caer.
Como una hoja puede
caer a la corriente
y hundirse
de tan lleno de azote
de tan entero de piedra.
Hundirse de poderoso,
de tan lleno de misiles
y proclamas.
De tan poca cosa
llena de garrotes.
De tan lleno de monedas
ajenas
y de hambre ajena
y de muerte ajena.
Y de soberbia.
Y con él y su séquito
todos sus escaparates
tan llenos de mierda.
Gabriel Impaglione