Cuando él llega
yo siento algo grande,
algo inefable:
Siempre se acuesta.
Descansa.
Yo pienso que ha vuelto al vientre.
De no dormir,
sueña, gesticula, planea,
y le rinde homenaje
a los héroes de la tele
o los que ha inventado.
—Lo grande no se marcha—
Qué fácil fuera enturbiarle,
gota a gota, poco a poco,
la vida, sin tocarle.
A veces me delinea a su madre,
en el cuaderno,
junto a un perro,
o junto a mí.
Qué fácil fuera desgraciarle,
a ocultas,
el futuro, tocándole.
Qué sencillo fuera todo
y no lo notaría nadie.
Freddy López