EL SEÑOR
Santos de plástico,
quemando sobre las heridas,
de fieles acéfalos.
Sin nombres.
Ligados a las ataduras de sus lenguas.
No se permiten soñar.
Sueños de una realidad cósmica.
Sueños de parques pelados.
De hombres sin sexo.
De un sexo sin nombre.
Fernando A. Vallerstein