INTRA TUPINO E L'ACQUA CHE DISCENDE

      Dante, Paradiso, XI. 43

¿Es la flauta de Bach sonando al aire limpio
o el monje en la ventana silente ante el crepúsculo ?
Olor a mes de junio, el mar, ¡Oh excelso muro...!
Todo es tuyo, hijo mío, pues que nada pediste.

Te dimos como oficio contemplar Nuestra Obra
para cantarla en salmos, encendidos rubíes
que traslúcidos suban hasta el cielo más alto.
Y me es grato escucharlos en mi solio de oro.

Fue tapiz suntuoso la palabra en tus labios
entrelazando hábiles, alabeadas sílabas,
labores a mille fleurs, roleos vegetales,
juegos de amor perdidos en un jardín cortés.

El tapiz, las palabras. Labios que son derrotas,
victoriosas ruinas. Tú, nuevo Poverello,
sonríes investido de humildad y nobleza
mientras paciente bordas el tapiz de la angustia.