LENGUAJE TOREADO
Como un torero me miro al espejo.
Cada lentejuela llama a la lucha.
Cada apretón en mi torso me hace toro.
Cada brillo es un punto y aparte.
Nada es cierto.
Tan solo juego con las palabras,
los puntos.
Las comas,
y los puntos suspensivos...
Que me permiten torear mi —casi estricta— soledad.
Puedo poetizar y creer que estoy muerto.
Le ofrezco una duda al futuro:
¿Seguiré escribiendo en el “mas allá”?
Me encanta torear mi soledad;
Aunque hace un par de horas
Por poco y me inserta su cuerno feroz.
Si me desespero, es porque ya me morí.
Fernando Nachón
Incluido en El Poder De La Palabra.