OTEROS
Las perdices picotean en tus laderas
tu primavera infinita,
la luz te dibuja en un paisaje mágico,
ondulada caricia de sueño y siesta,
los descarnados arbustos de tu ribera
dejan flotar en la tarde muerta
sus cabellos oscuros de ramas secas,
y recorro tu geografía obsoleta,
salteada y decorada
con dioses de plata,
cuando llega de nuevo
la noche y la magia.
Perdida mi ansiedad y tu luz
En una caricia blanda, cierro mis ojos,
Para mirarte para siempre,
Y mezclarme
En tu eterna sonrisa dorada.
Emilio Fernández Cabañeros