AGONIZAR
Ayer,
tarde,
pero todavía en la mañana
tuve pavor,
miedo, porque te necesitaba
y no te veía a mi lado,
te llamé,
me dijeron que te fuiste,
y sufrí,
y lloré,
tanto, como nunca antes me pasó.
Luego vino tu llamada, que me rescató
para sacarme del mal lugar en que estaba,
me sentí bien, relajado, amado,
toda mi ansiedad se diluyó en alegría,
se cayó de mi, la empujaste, me ayudaste
y te pusiste tú, hermosa como nunca.
Felipe Evaristo Gómez Pescador