MARÍA
Descrita por la naturaleza y por la vida
con finas líneas, femeninas,
embellecedoras un poco más de tu ser,
que al fin y al cabo es el bello.
Bondad y amistad me ofreciste,
no como oferta sino como regalo,
como negarlo, como a mujer tan dulce,
negarle mi amistad y más en tiempos
perversos, malos, que ni una lágrima se merecen
salvo por la nostalgia y la risa, en suma esta,
Esta niña con la que crecí,
que es ya mujer, y al cabo preciosa,
de nombre y sonrisa virginal,
por la pureza que contiene,
me pidió unos versos que sin prisa,
salen del corazón, y menos dificultad,
espero que para deleite de la receptora,
lo son al menos del escribiente.
Nunca te olvides leérselo a La Soledad.
Felipe Evaristo Gómez Pescador