EN UNA ENCRUCIJADA
Sentado entre sonidos árabes
y occidentales, te imagino
mirando mi foto, intentando buscar
un reducto de naturaleza que te recuerde a mí.
Supongo que hago esto porque ahora,
realmente, quien lo hace soy yo,
quien anda perdido buscando aromas tuyos,
quien requiere manos y besos de ti, soy yo,
el remitente, el que nunca se cansa de amarte,
el que querría tenerte cerca, tan cerca,
que confundir el latir de nuestros corazones,
sea un hecho y no un sueño,
tan cerca que nuestros cuerpos fuesen uno,
para que así al fin, verte después de ese rito,
sea un gozo para mí.
Felipe Evaristo Gómez Pescador